Felipe González Salamanca, ex asesor de comunicación presidencial, nos habla sobre lo que denomina “el momento más crítico y emocionante de la historia de Colombia”, y los desafíos que percibe como ciudadano.
Felipe González Salamanca es especialista en Experto en relaciones públicas, comunicación estratégica, gestión de medios de comunicación. Durante el proceso de paz trabajó como asesor del despacho del Alto Consejero Presidencial de Comunicaciones. En la actualidad es asesor de la Ministra de Comercio, Industria y Turismo. Hablamos con él sobre sus opiniones personales respecto a los Acuerdos de paz firmados.
Has vivido el proceso de paz de alguna manera cercana ¿verdad?
He tenido la fortuna de vivir el proceso de paz como funcionario del Estado colombiano. Allí llegué simplemente por la voluntad de querer aportar mi grano de arena al momento más crítico -y a la vez emocionante-, de la historia de Colombia que a mí me ha tocado vivir. Además, mi formación como periodista me exige estar al tanto de medios de comunicación, alternativos y tradicionales, y tratar de comprender el análisis que ellos hacen del proceso.
¿Has percibido implicación por parte de la comunidad internacional? ¿Crees que se han cometido errores graves, como de interferir en asuntos gubernamentales? ¿Has echado de menos el apoyo de algún país u organismo?
Creo que para el propósito máximo de la paz nunca el apoyo será suficiente. Ahora bien, la polarización política que vive Colombia hoy día, merecería que organismos multilaterales, más allá de Gobiernos, hicieran un apoyo más manifiesto y político a una iniciativa que al final de cuentas está permitiendo que en Colombia se reduzcan las muertes violentas a razón de más de 3.000 cada año. La interferencia de Gobiernos en los asuntos políticos de otros países es delicada y en ese sentido, a veces es comprensible que algunos países democráticos no hicieran manifestaciones puntuales a favor del fin del conflicto colombiano por la vía negociada.
¿Qué retos crees que le esperan al proceso de paz ahora? ¿Crees que la situación en Venezuela puede ser una amenaza?
El reto principal es sacar la política de paz, del debate político coyuntural. Es decir, que la paz se convierta en una verdadera política de Estado. Si es así, lo que hemos dado en llamar la era del posconflicto, será posible. Sobre el ELN, la situación es difícil. Es un grupo que continúa al margen de la ley y como tal el Estado debe actuar con toda su fuerza para combatirlo, más aún cuando sus acciones no se compadecen con sus palabras sobre una supuesta voluntad de diálogo y negociación. Para el inicio de esas negociaciones –que hoy se encuentran suspendidas-, el gobierno ha sido generoso en generar los espacios, pero eso no quiere decir que evite su obligación constitucional de combatir a los grupos insurgentes. Las acciones del ELN durante los últimos días en contra de Policías, infraestructura e inclusive contra la población civil deben merecer repudio general.
La situación política de Venezuela es un tema muy delicado. Lo que allá pasa no puede pasar desapercibido y tampoco se puede decir que ese país sea uno democrático. Y ese es un problema porque al parecer, el ELN planea desde Venezuela sus acciones terroristas resguardándose allí.
¿Cómo crees que puede ayudar la presencia internacional?
El apoyo de los organismos multilaterales y de los gobiernos democráticos debería estar enfocado en ayudar a generar un clima de armonía en medio de la polarización política que vive Colombia en busca de un consenso generoso sobre la necesidad de eliminar para siempre la violencia política en Colombia.
¿Crees que los efectos ya se sienten, o por el contrario que aún tardarán en dejarse sentir?
Como ya dije, creo que más de 3.000 muertes violentas menos al año, es un efecto maravilloso. Pero no será lo único positivo del silencio de los fusiles. Los dividendos están aún por recogerse.
Este proceso de paz es único en la atención que se ha prestado al tema de las mujeres, pero también ha sido un punto algo conflictivo. ¿En qué aspectos ha levantado conflicto? ¿En cuáles ha sido positivo?
Esto también ha sido un tema de polarización política. Sectores de la extrema derecha religiosa colombiana, han estigmatizado el acuerdo logrado con las Farc en la materia y le han mentido a la opinión pública en el sentido de una supuesta “ideología de género” -inexplicable-. Las consecuencias de esto en un país profundamente arraigado en la fe católica han sido políticas, discriminatorias y sobre todo, usadas con fines electorales no siempre honestos.
El papel de la mujer en la vida social y política en Colombia ha sido menospreciado históricamente. El acuerdo, por lo menos, establece unas bases para que ese papel sea cada vez más importante, influyente y consistente.
Respecto al proceso de paz con el ELN, ¿crees que va por buen camino? ¿Crees que obtendrán los mismos acuerdos que las FARC?
El momento de la negociación, que está suspendida, es muy difícil, y con las acciones recientes el ELN lo que está logrando, además de rechazó, es que si llegase a un final feliz la negociación, será mucho más dura con ellos de lo que fue con las Farc, que al final, terminaron por reconocer que el Estado Social de Derecho en Colombia existe y funciona. Las negociaciones tiene altibajos y me parece que en este momento, esa en particular pasa por un momento bajo.
¿Cuáles podrían ser los problemas que surjan en adelante para la reintegración de los guerrilleros, pero especialmente de las mujeres, a la vida cotidiana en Colombia?
La polarización lo que causa es una discriminación y el miedo que siento como ciudadano es que esa discriminación acabe por reciclar y reiniciar el conflicto que por supuesto tiene orígenes sociales.
¿Crees que se han establecido mecanismos correctos para las víctimas, más allá de restitución económica? (Ayudas sociales, económicas, psicológicas…) ¿Conoces algún proyecto u organización que ofrezca asistencia a las víctimas?
El Estado colombiano cuenta con unas instituciones que se dedican a atender las necesidades de cada uno de esos sectores y más allá de lo complejo de la situación considero que su labor es encomiable. La Unidad de Víctimas y la Agencia Colombiana para la Reintegración son solo dos casos muy exitosos de ese trabajo.